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Déjanos tu luz Barbara McClatchie

  • Renata Marrufo M.
  • 1 oct 2016
  • 2 Min. de lectura

La última vez que tuve contacto con ella fue hace dos años. Llegó a la recepción del Diario y preguntó por mí. Cuando bajé a verla, ahí estaba como siempre la recordamos los que tuvimos un trato, amistad o cariño entrañable con ella: sonrisa amplia y un brillo de alegría en su mirada.

Venía con su enorme sobre manila lleno de información de su próxima exposición, imágenes y dispuesta a proporcionar cuánto dato necesita para promover el arte, que de manera incansable promovía tanto en su galería In Lakech como en cuanto espacio se prestara.

Aún si no había presupuesto, te contaba todo el circo y maroma que armaba para traer artistas de otros países o apoyar al talento local emergente, para que participaran en programas como la Noche Blanca o los circuitos de galerías que se armaban.

Barbara McClatchie siempre fue una mujer confiada, feliz de vivir una ciudad tranquila y rodeada de personas que la amaban y no le harían daño.

Con su ropa cómoda, fresca, andaba con su bolso cruzado al frente a veces con rollos de billetes, fuesen pesos o dólares, que acaba de retirar de algún cajero automático y que le serviría para hacer pagos para su siguiente exposición. Así que, al mismo tiempo que la escuchabas, le dabas consejos de guardar bien sus bienes y no mostrarlo en la calle para que no le pasara algo malo.

Hoy mi corazón está triste y no ha dejado de llorar y lamentar el no haber tenido más tiempo para conocerla más a fondo, platicar muchos minutos más con ella a través del teléfono cuando se disculpaba por su "mal español", a pesar de los años de vivir en Yucatán, y disfrutar al máximo de su presencia y luz, la que transmitía a través de sus obras que incluso convertía en imanes para que te acompañen en todo momento.

Desde hoy pasar frente a la fachada de su galería y también hogar ya no será igual, porque ese timbre si se llega a tocar, como dice la placa que está junto a la puerta principal, ya no será atendido por esa persona que estaba para todos como una vieja o nueva amiga, con quien compartiría su alegría por la vida.

Hoy la luz de la Galería In Lakech ya se apagó, porque está de luto.

¡Descansa en paz Barbara! y que se haga justicia para encontrar al o los culpables de tu muerte.

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