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Ya no los verás de la misma manera

  • Renata Marrufo M.
  • 24 mar 2017
  • 2 Min. de lectura

Ahí estaba. Se supone que es "literatura juvenil". Su portada llama la atención por su dibujo con trazos simples pero llenos de ternura. Su nombre no da idea de mucho, pero basta leer los dos primeros capítulos para saber que dejará huella en quien lo lea, así te gusten o no los perros, así seas de los que de vez en cuando caes rendido ante títulos de literatura juvenil o no.

La primera novela de Rodrigo Morlesin e ilustraciones del japonés Satoshi Kitanmura para la editorial TusQuets de Grupo Planeta, es una historia en la que acompañas al cachorro "Elvis" por aventuras y desventuras, momentos dulces y a la vez amargos, tan duros como los que vivimos las personas.

Pero "Elvis", a pesar de su juventud dentro de su cuerpo de cachorro, es un personaje que siempre atina en sus instintos y sentimientos... y nunca se equivoca.

Antes de leerlo se lo presté a mi sobrina y lo leyeron algunos amigos y, aún teniendo el mismo consejo, me atreví a abrirlo para no soltarlo hasta que llegué al final.

Sin embargo, después del tercer capítulo ya no lo leí abordo del autobús, rumbo al trabajo o en el viaje al final de una jornada de trabajo, sino en la intimidad de mi hogar, para que esta mujer sensible y amante de los perros pudiese llorar, reír o angustiarse con cada uno de los pasajes por el que nos lleva "Elvis" al lado de las personas y otros perros con los que tiene que aprender muchas lecciones de vida.

Podría ser otra historia más de un cachorro, uno más que nace en la calle y que tiene que descubrir a qué vino a este mundo y si es merecedor de una familia, sin saber a ciencia cierta qué es tener una, pero se convierte en una novela que lo mismo se le puede leer a un niño, recomendarle a un adolescente o leerla un adulto.

Y es que la narrativa de Rodrigo va intercalada con las ilustraciones de Satoshi, haciendo más intensa la historia y dejando una experiencia enriquecedora en su lectura.

No me gusta contar episodios de las novelas que leo... sólo puedo decirles que después de leer "Elvis nunca se equivoca" ya no veras de la misma manera a un perro callejero, menos aún si es un cachorro, así te gusten o no los caninos.

Y es que se me ocurrió --antes de leer el libro y sólo tenerlo en mi librero como parte de mis tesoros literarios-- ponerle el nombre de "Elvis" al último de los siete cachorros de mi perra "Lana", cruza de pastor alemán con callejero, huiro o malix, y de padre que se cree es cruza de labrador de pelo corto con otro "bandido" de la calle.

¿Resultado de ese cuadrúpedo que me enamoraba con su mirada tierna que me dedicaba incluso dejando a un lado su plato de comida para que yo lo abrazara todos los días antes de ir al trabajo o al regreso de una larga jornada de trabajo?: tener un "Elvis" en la casa, de ahora dos meses y que se ha ganado el corazón de todos, desde el más joven hasta el más viejo de la familia, como salido de las páginas de la novela de Rodrigo Morlesin.


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